La muerte es la experiencia culminante del vivir a la que tarde o temprano todos tenemos que enfrentarnos y para la que tenemos que estar preparados. Si no lo haces tu, quién lo hará por ti ? Si no es ahora... cuándo?
"Si puedes convertirte en el amo de tu respiración, puedes convertirte en el amo de vida y de tu muerte... a) Respira profundamente durante todo el día, sin forzar, lenta y profundamente, siempre que te acuerdes, y siéntete relajado y sin tensiones. b) Observa tu respiración, obsérvala.Cuando exhales, acompáñala; cuando inhales, acompáñala. Si eres capaz de observar tu respiración, ésta será muy profunda, silenciosa, rítmica. Siguiendo la respiración serás muy, muy diferente, porque esta constante atención sobre la respiración, te liberará de la mente. La energía que normalmente utilizamos para pensar, será utilizada para observar. Esta es la alquimia de la meditación: transformar la energía utilizada para pensar en observación... como dejar de ser un pensador y convertirte en un testigo. Pero sé juguetón cuando observes tu respiración, no lo conviertas en un trabajo. c) Usa tu respiración para ser consciente de la vida y de la muerte simultáneamente.Cuando uno exhala, esto se asocia con la muerte; cuando uno inhala, se asocia con la vida. Al exhalar, mueres; al inhalar, renaces. "Vida y muerte no son dos cosas, separadas, divididas: son una sola. Y en cada momento, las dos están presentes. Recuerda esto: exhalas, siente que estás muriendo. No tengas miedo. Si tienes miedo, alterarás la respiración. Acéptalo: exhalar es morír. Y la muerte es bella. Es relajante".
La vida es corta y la mayor parte de ella ha pasado ya. Debemos preguntarnos cuánto hemos hecho por despertar. La muerte puede llegarnos en cualquier momento, y cuando llegue habremos de dejar atrás todo excepto las huellas mentales que nuestras acciones han dejado. La mayoría de las personas hacen los planes más fantásticos para mañana, la semana que viene o el próximo año, pero lo que verdaderamente cuenta es practicar aquí y ahora. Cuando cultivamos hoy la actividad virtuosa, una corriente de cambio positivo se pone en marcha. Esa es la preciosa característica de la vida humana.
"La muerte es un tránsito. Una estación. Debemos amar el amor y no a un amor, así como debemos estremecernos frente a la muerte y no ante una muerte. Decir adiós es aprender a pasar del apego personal al amor impersonal, de la muerte personal a la impersonal. Es recordar a quien partió por lo que nos enseñó con su partida y no por los huecos y desnudeces que sentimos que nos dejó. Recordar no es verse desde el ombligo personal del egoísmo, el desamparo, la orfandad o la impotencia. Recordar es esperar con la certeza de haber avanzado un tramo en el camino. Recordar necesita del decir adiós, del sentirnos libres para rememorar, desde ese lugar, a quien fue un compañero de viaje. Recordar luego de decir adiós es un acto de amor, que no es hijo de la casualidad sino fruto de un trabajo de entrega y de desinterés, en el cual sin retener y sin engañarnos, mantenemos una conexión, alma a alma."
" El hombre que ha comprendido lo que es su vida, permite que la muerte suceda, le da la bienvenida. Muere a cada instante y a cada instante resucita. Su cruz y su resurrección suceden continuamente como un proceso. Muere al pasado a cada momento y nace una y otra vez , en un constante presente. Si observas lo que es la vida podrás saber lo que es la muerte. Si comprendes lo que es la muerte, solamente entonces serás capaz de comprender lo que es la vida."
Despertar....
"La vida está aquí; todavía no ha llegado la muerte, de momento. Ha de llegar con seguridad: nada es más seguro que la muerte. Podemos dudar de otras cosas, pero no cabe duda alguna con respecto a la muerte. Algunas personas dudan de Dios; otras dudan del alma, pero jamás habréis conocido a nadie que dude de la muerte. Es inevitable; ha de venir con toda seguridad; ya está en camino. Se aproxima más y más a cada instante. Podemos aprovechar los momentos que nos quedan antes de la muerte para despertar."