domingo, 16 de diciembre de 2007
Experiencias cercanas a la muerte
Desde la década de los 70, numerosos investigadores y científicos serios y respetables se atrevieron a abordar la espinosa cuestión de las experiencias cercanas a la muerte que relataban numerosos pacientes de hospitales o personas que habían padecido un accidente o un infarto, el cual les había llevado a permanecer clínicamente muertos durante unos instantes, varios minutos e incluso algunas horas, en casos muy espectaculares.
Tras analizar miles de testimonios de experiencias cercanas a la muerte o de muertes clínicas temporales, se constató una serie de patrones comunes, que fueron observados tanto por la conocida doctora en psiquiatría Elisabeth Kübler-Ross, como por el popular psicólogo Raymond Moody autor del célebre libro Vida después de la vida y muchos otros investigadores. La mayor parte de quienes han tenido el valor de relatar sus experiencias nos cuentan los cambios de percepción y conciencia que experimentan, siendo frecuente el verse sorprendidos flotando fuera del cuerpo y observando lo que sucede a su alrededor en el preciso momento en que su corazón dejó de latir.
Muchos se descubren deambulando por el quirófano, las salas del hospital o el lugar del accidente, o visitando a sus seres queridos, que en esos momentos están a muchos kilómetros de distancia. Son numerosos los casos que hablan de sentir como se elevan y se ven atravesando un oscuro túnel, al final del cual aparece una brillante y majestuosa luz que les llena de paz, amor, felicidad y plenitud, o se hallan junto a seres queridos y familiares que han muerto con anterioridad o en el mismo accidente, aunque la persona no lo supiese. Algunos viven experiencias místicas y trascendentes, notando una comprensión del porqué de todas las cosas y una expansión de conciencia que les resulta muy difícil de explicar una vez regresan de nuevo a la vida física. La mayoría aceptan mal que cuando estaban en la Luz les dijeran que tenían que volver, porque su tarea, misión o trabajo en la Tierra no había acabado. Algunos se resisten a volver y se les tiene que recordar lo que aún les queda por hacer aquí.
Lo más trascendente de estas experiencias suele acontecer cuando el corazón empieza a latir de nuevo y estas personas recuperan su conciencia unida al cuerpo físico. A partir de la experiencia, la mayoría tienen una visión de la realidad más amplia, menos condicionada por factores sociales, religiosos o culturales, son más espirituales aunque menos religiosos, les cambia la percepción del tiempo y del espacio, siendo frecuente que abandonen el habito de llevar reloj. Al parecer encuentran un mayor sentido a sus vidas y empiezan a interesarse más en la ayuda a los demás y en la mejora de la sociedad o del medio ambiente, que en cuestiones personales y egoístas. Pero, sobre todo, la experiencia les supone el perder para siempre el miedo a la muerte.
Muchos médicos y científicos reduccionistas insisten en que tales experiencias son provocadas por sustancias alucinógenas que genera el cerebro ante el fuerte choque que supone la parada cardíaca o la muerte clínica o por la falta de riego sanguíneo o de oxígeno en el cerebro. Pero la minuciosa investigación llevada a cabo por prestigiosos médicos, como el pediatra clínico americano Melvin Morse o el cardiólogo británico Sam Permia, ha constatado que esa hipótesis no puede explicar el conjunto de las experiencias cercanas a la muerte y, a raíz de sus investigaciones, se aventuran a afirmar incluso el haber constatado algo tan trascendente como que "la conciencia sobrevive a la muerte del cuerpo físico".
Veamos el video del caso de Pam Reynolds, uno de los más comentados.
martes, 11 de diciembre de 2007
Impermanencia
"La enseñanza de la impermanencia nos ayuda apreciar plenamente lo que está ahí, sin apego ni olvido.
La impermanencia no conduce necesariamente al sufrimiento.
No es la impermanencia lo que nos hace sufrir, sino desear que las cosas sean permanentes cuando no lo son.
La impermanencia nos enseña a respetar y valorar cada momento y todas las cosas preciosas que hay alrededor de nosotros y en nuestro interior. Cuando somos concientes de la impermanencia tenemos más frescor y somos más afectuosos.
Si practicamos el arte de vivir conscientemente, cuando las cosas cambien no nos arrepentiremos de nada. Podemos sonreír, porque hemos hecho todo lo posible para disfrutar cada momento de nuestra vida y hacer felices a los demás."
Apreciemos este video-comic ("La muerte de Shaka") que nos muestra el concepto de impermanencia (mutabilidad)desde el punto de vista del Dharma budista.
lunes, 3 de diciembre de 2007
SI YO SUPIERA
"Si yo supiera que iba a ser la última vez
que te viera acostarte a dormir,
te estrecharía un poco más fuerte entre mis brazos.
Si yo supiera que iba a ser la última vez
que te viera salir por la puerta,
te daría un abrazo y luego un beso
y te llamaría para hacerlo de nuevo.
Si yo supiera que iba a ser la última vez,
escucharía tu voz alzarse en alabanzas,
grabaría en video cada acción y palabra
para escucharlas de nuevo, día tras día.
Si yo supiera que iba a ser la última vez,
me sobraría algún minuto
para detenerme y decir "Te quiero"
en lugar de suponer que tú sabrías que te quiero...
Si yo supiera que iba a ser la última vez,
estaría presente para compartir tu día.
Pero como estoy seguro que tendrás muchos más,
qué importa que este se me escape....
Porque seguramente habrá siempre un mañana
que compense mi falta de visión,
pues siempre nos darán una segunda oportunidad
para que todo quede perfectamente.
Siempre habrá otro día
para decir "Te quiero",
y seguramente habrá otra oportunidad
para decir "¿algo se te ofrece?"
Pero en caso de estar equivocado,
y que hoy fuera el último día,
me gustaría decir cuánto te quiero
y ojalá que nunca lo olvidemos.
Nadie tiene la vida comprada,
ni los jóvenes ni los viejos,
y puede que hoy sea nuestra última oportunidad
de abrazar con fuerza a nuestros seres queridos.
De modo que si esperas hasta mañana,
¿por qué no hacerlo hoy?
Porque si mañana nunca llega,
seguramente lamentarás el día
en que no te tomaste el tiempo
para sonreír, dar un abrazo o un beso,
y estabas demasiado ocupado para darle a alguien
lo que sería su postrer deseo.
Así que abraza a tus seres queridos hoy
y diles al oído
qué tanto los quieres
y que siempre lo harás.
Toma el tiempo para decir "lo siento";
"perdóname", "por favor"; "gracias". "No te preocupes".
Y si la despedida mañana no llega,
nunca lamentarás lo que hiciste hoy."
Marcelo Rittner
que te viera acostarte a dormir,
te estrecharía un poco más fuerte entre mis brazos.
Si yo supiera que iba a ser la última vez
que te viera salir por la puerta,
te daría un abrazo y luego un beso
y te llamaría para hacerlo de nuevo.
Si yo supiera que iba a ser la última vez,
escucharía tu voz alzarse en alabanzas,
grabaría en video cada acción y palabra
para escucharlas de nuevo, día tras día.
Si yo supiera que iba a ser la última vez,
me sobraría algún minuto
para detenerme y decir "Te quiero"
en lugar de suponer que tú sabrías que te quiero...
Si yo supiera que iba a ser la última vez,
estaría presente para compartir tu día.
Pero como estoy seguro que tendrás muchos más,
qué importa que este se me escape....
Porque seguramente habrá siempre un mañana
que compense mi falta de visión,
pues siempre nos darán una segunda oportunidad
para que todo quede perfectamente.
Siempre habrá otro día
para decir "Te quiero",
y seguramente habrá otra oportunidad
para decir "¿algo se te ofrece?"
Pero en caso de estar equivocado,
y que hoy fuera el último día,
me gustaría decir cuánto te quiero
y ojalá que nunca lo olvidemos.
Nadie tiene la vida comprada,
ni los jóvenes ni los viejos,
y puede que hoy sea nuestra última oportunidad
de abrazar con fuerza a nuestros seres queridos.
De modo que si esperas hasta mañana,
¿por qué no hacerlo hoy?
Porque si mañana nunca llega,
seguramente lamentarás el día
en que no te tomaste el tiempo
para sonreír, dar un abrazo o un beso,
y estabas demasiado ocupado para darle a alguien
lo que sería su postrer deseo.
Así que abraza a tus seres queridos hoy
y diles al oído
qué tanto los quieres
y que siempre lo harás.
Toma el tiempo para decir "lo siento";
"perdóname", "por favor"; "gracias". "No te preocupes".
Y si la despedida mañana no llega,
nunca lamentarás lo que hiciste hoy."
Marcelo Rittner
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