La muerte y la madre Un corto de Ruth Lingford, basado en el cuento "historia de una madre" de Hans Christian Andersen.
Una parabola del Buda
La esposa de un hombre rico llamado Kisangotami enloqueció cuando supo que su pequeño hijo había muerto. Su mal era tan terrible que no escuchó las palabras que sus familiares le decían, y salió de casa con el cadáver del menor en los brazos para buscar a un médico que le devolviera la vida.
La gente del pueblo lloraba incesantemente al ver tan terrible espectáculo, mas no podían hacer algo para consolar a la desdichada mujer.
Uno de los discípulos de Buda la vio tan desconsolada, que no pudo evitar aconsejarle que fuera a Jetavana, ciudad donde se encontraba Buda y le pidiera ayuda. La mujer le hizo caso y de inmediato viajó hasta esa ciudad, cargando a su hijo muerto.
El gran iluminado la tuvo frente así y la miró con calma; luego le dijo: “Mujer, para curar a tu hijo es menester que consigas algunas semillas de mostaza. Ve a la ciudad y pide que te las regalen. Pero quien lo haga debe cumplir con una condición: en su casa nadie debe haber muerto nunca”.
La madre se alejó precipitadamente de aquel sitio y fue en busca de las semillas que le devolverían la vida a su querido hijo. Encontrar las semillas no era tan difícil, pero en vano buscó una casa donde nadie hubiera muerto.
Con el paso de los días, por fin comprendió la intención de Buda y sintió que despertaba de un profundo sueño y que volvía a la realidad y al entendimiento.
Tomó el frío cadáver de su pequeño y lo llevó a sepultar, después regresó ante Buda y se hizo su discípula.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Muchas gracias por transcribir este sereno y diáfano Relato sobre la sobria y natural realidad, de la muerte de nuestra vestidura carnal...
Publicar un comentario